SERVICIOS MEDICOS REINOR es una organización exclusivamente de origen familiar, NO ES UNA ONG NI FUNDACION, son las tres primeras letras de los apellidos REINA NORIEGA porque el Director Responsable y creador de la Institución es Jorge REINA Noriega, Cirujano Plástico, cuya misión es de servir a la gente de escasos recursos económicos y sobre todo a aquellas personas que nacen con malformaciones congénitas o tienen secuelas de accidentes por quemaduras y accidentes diversos.
Mi Organización pone a disposicion su servicio de atencion a los pacientes residentes en lima, con un sistema de seguimiento de sus dolencias.

miércoles, 14 de marzo de 2012

CAPITAN CBP JUAN ROJAS VALLEJOS/ Pastillita para el Alma 13 – 03 -12

Señor Capitán CBP don Juan Rojas Vallejos…, ahora lejos de este mundo…, permítame con estas pequeñas frases, decirle “Hasta luego” y darle las gracias por todo lo que de usted recibí.
No recuerdo en qué fecha ni en qué año, tampoco en qué lugar exacto, se cruzaron nuestros caminos, pero de lo que estoy seguro, es que fue en una de nuestras múltiples emergencias en que nos tocó servir.
Cuando la primera vez que me enteré de la forma en que se habían originado todas esas cicatrices que habían marcado tu cuerpo… cuando absorto contemplaba el color de tu piel, la deformación de tus orejas, de tus labios, de tu cara, las retracciones en los pliegues de tus dedos y en las palmas de tus manos, y además, era consciente de la indiferencia de todos nosotros, que mirábamos sin ver, que tocábamos sin sentir, que hablábamos sin transmitir consuelo y perdón por no haber hecho casi nada por ayudarte a cargar tu cruz, y de repente, ni siquiera, entendíamos toda la agonía del Gran Quemado, en su etapa aguda, en su lucha de supervivencia, en su proceso de rehabilitación, pero, sobre todo en esa “marca” que lo señala para toda su vida a los valientes que logran sobre vivir, por milagro, como usted mi capitán…, entonces, venía a mi memoria la estrofa de un vals, que resumía su calvario y su pasión en este valle terrenal, cuando dice: “Es prueba viviente de tanta crueldad” y en los pacientes que atiendo en las clínicas y hospitales…, tal vez mucho menos graves que usted…, veo el amor de D+os y su misericordia por haberlo aliviado de sus heridas y… en la pureza de una lágrima de los cientos de pacientes y familiares que sufren estas desgracias, siempre quedará mi admiración y respeto a un hombre probo, digno héroe anónimo, que sufrió, lucho y triunfó ante la adversidad, para consuelo de sus familiares, amigos y colegas.
Siempre se bosquejaba en su rostro deforme una sonrisa y una palabra dulce y allí estaba como todos los hombres de rojo enarbolando su arma que dominaba a la perfección…, una cámara fotográfica antigua, con fuelle con su flash oportuno captando las instantáneas en el momento preciso e inmortalizando actitudes o accidentes de nuestro diario trajinar.
Rojitas, el fotógrafo del Cuerpo de Bomberos del Perú, seguramente se lleva en su viaje sin retorno, una maleta con fotos inéditas,… estampas históricas, aquellas que no pudo obsequiarnos y que ahora solo adornan los escritorios o las salas de sus amigos.
En las ceremonias protocolares era infaltable. Su presencia jamás pasaba desapercibida. Su respeto y su saludo a sus comandantes y a sus superiores siempre estarán presentes, al igual que la cortesía preferencial a nuestras esposas, al personal civil de ambos sexos y a los extraños que saboreaban de su atención exquisita.
Cuando recibió su máquina fotográfica digital, claro que fue todo un acontecimiento…, recuerdo que llamó a mi domicilio para contarme y era el niño grande que había recibido un regalo que lo consideraba como un premio.
Rojitas, mi querido “Totin” dejas un gran vacío dentro de tus amigos y tus colegas y siempre extrañaré las anécdotas y los cuentos inconclusos de tus múltiples experiencias, de tus sufrimientos y de tus frustraciones, en algunas veces que te llevaba por las noches, hasta la avenida Tingo María y no deseabas que te deje en tu casa.
En fin, los hombres tenemos un destino del cual nadie ha logrado escaparse y usted mi Capitán Juan Rojas Vallejos, solo nos adelanta. Posiblemente fueron muy pocos los reconocimientos, los diplomas y condecoraciones, que recibió en esta tierra, pero, la verdad en su pecho ya no había espacio para una medalla más. Sus cicatrices, su ejemplo, su humildad y su valentía fueron sus mejores medallas y condecoraciones y estoy seguro que arriba cerquita de D+os seguirá descargando su máquina y cuando vaya a mi tierra, cada vez que vea un rayo, en silencio, diré, ese es el flash de Rojitas, el fotógrafo del Cuerpo de Bomberos del Perú.
“SEÑOR CAPITAN CBP JUAN ROJAS VALLEJOS DESCANSE EN PAZ”

jueves, 8 de marzo de 2012

Pastillita para el Alma 05 -01 -12

El año nuevo es solo un cambio de almanaque… de examinar el balance de nuestros hechos, y en el campo oficial, de la entrega de documentación, para ser analizada de lo que se hizo o se dejó de hacer por incompetencia, ignorancia o simplemente por una mala gestión, pero, es también el anuncio de que puede  encenderse la chispa de protesta de un pueblo pacífico, como el nuestro, para convertirse en un incendio de reclamos, que vengan de todas las vertientes de nuestra Región y enrostrar a las autoridades elegidas, que creíamos eran una esperanza y ahora nos muestran su inacción e inoperancia.
Se fue el año 2011 y pienso que fue tiempo suficiente para que los Programas, las estrategias, hayan sido bien estudiadas y que ha llegado la oportunidad de la acción y el desarrollo.
Permítanme pueblo querido de mi tierra, que cambie de estilo de expresarme con el respeto y la cortesía de siempre, para utilizar esta muestra de indignación, lógicamente sin llegar a la ofensa o a las frases hirientes.
Nosotros te elegimos a ti, José Arista Arbildo, con nuestros votos o con nuestras ideas. Entre todos los grandes personajes que se presentaron en los comicios electorales, te escogimos como el mejor y tengo la certeza de que no nos equivocamos. Vimos en ti, al profesional probo y de éxito, al hombre silencioso de gran corazón que abandonaba  un sitio expectante en la capital de la República, para conseguir la grandeza de nuestra tierra, porque conocías la angustia que muestra la pobreza, sabías del caminar en el barro, de ver como se mueren nuestros niños por falta de atención sanitaria, como es que nuestros maestros en las parroquias de sus caseríos se esforzaban en sacar muchachos, que como tú, podían llegar lejos, sabías que no habían razas superiores ni inferiores, solo oportunidades que los elegidos como pocos, son capaces de avizorar y tú fuiste uno de ellos. Llegaste a Lima, que es el Perú mismo centralizado y no sé, si con insignes maestros o solo con tus conocimientos, estudiaste la realidad de nuestra sociedad y nuestra economía. Nos dijiste que hay que unir a la gente para progresar, integrar a intelectuales, a técnicos, a comerciantes, obreros, a campesinos, a los de clase media, a los líderes, e inclusive a los incrédulos, a los que a todo se oponen y en ti creímos. Tus propuestas fueron aceptadas, viniendo de quien venía, un hombre hábil e inteligente que nos haría salir del subdesarrollo en que casi todas las autoridades políticas, de todos los tiempos nos han sumido en el ostracismo y en el olvido. Tú eras el abanderado,  que trabajando a una cuadra del Palacio de Gobierno, manejando el Erario Nacional, en el Ministerio de Economía, donde tuve la suerte de conocerte, para pedirte por favor que termine el pavimentado de la carretera de Churuja a Chachapoyas y aunque me ignoraste olímpicamente con el trato que me diste, y no te reclamo, porque quizás eso merezco, porque tampoco me recibes en Chachapoyas,  pero,  yo seguí creyendo que eras el mejor para nuestra tierra y sigo teniendo fe en tu capacidad y en tu trabajo y en la voluntad de sacar a nuestra tierra hacia adelante, pues eres la primera autoridad de nuestra Región,… tierra bendecida por la materia prima que ofrece con su gran riqueza turística de aventura, de ruinas, de su paisaje y de la calidad de su gente. De su producción agrícola y ganadera, de su flora y de su fauna, porque tenemos café, cacao, caña de azúcar, papas y cereales, árboles frutales y nuestra gran riqueza hidroenergética de nuestros ríos y específicamente la fuerza desbordante del Marañón en sus Pongos del Rentema y el Manseriche, capaz de producir 9, si, nueve gigas de watts con lo cual obtendríamos un gran canon para nuestra  Región y estaríamos mejor que los departamentos en los cuales se matan por la explotación de sus metales y por la defensa del medio ambiente. Venderíamos energía eléctrica conservando nuestra ecología, para la industria a nivel internacional, en gran ventaja con la hidroeléctrica del Cañón del Pato que con sus 856 mega watts, sin llegar a un giga, da energía que abastece a  casi todo el Perú, tal como señala nuestro paisano Dennis López, preocupado por nuestro destino desde los Estados Unidos, o en la acertada carta de mi amigo Yóplac Acosta que grita el estado de pobreza física y moral de la provincia de Condorcanqui y propone un programa de educación universitaria para nuestros hermanos awajum y wampis, a los que se les debe apoyar en todo, sin exámenes de admisión, con becas, con alimentación y alojamiento.  No olvidemos que gracias a la educación, la historia se mueve a través del tiempo cuando el hombre conoce los principios de la libertad, de la igualdad y de la convivencia en fraternidad, y que el bien y el mal, depende de la conducta humana  de los pueblos.
Por supuesto, en relación a mi audacia de opinar, soy consciente, que también mi caso es diferente, porque vivo en otras latitudes, y quizás en otra realidad, pero el grito de mi pueblo se deja escuchar aquí en la lejanía y mis conjeturas no son fruto de simples informantes mal intencionados, que pueden catalogarse como chismosos, como delatores o soplones, sino es el clamor de la gente, que ya ha traspasado nuestras fronteras. Deseo llegar al corazón del hombre, no para juzgarlo, sino despertarle en su propia naturaleza para que se defina, más por lo que hace, que por lo que es, esperando ser comprendido y no mal entendido.
Pepe, tal vez te has olvidado, que los que vivimos lejos, seguimos siendo amazonenses por el lugar donde nacimos y también hay otros de convicción, por el amor a nuestra tierra y jamás dejaremos de velar por el destino de nuestra Patria Chica y conociendo que muchas veces vienes a Lima,… lógico,… a entrevistarte con el Presidente de la República, con los ministros y los altos funcionarios del Gobierno, creo que sería muy meritorio, que a los amazonenses residentes en Lima, que también nos merecemos respeto y consideración, estoy seguro que nos daría mucho gusto tener un encuentro contigo, para escucharte sobre tus proyectos, tus planes y tus programas. Nunca denigrarías tu alta investidura y saludaríamos y aplaudiríamos la consideración a nuestras personas,  que no hemos perdido nuestros derechos de ser informados y/ o tal vez también ser escuchados.
Esta crítica José Arista Arbildo, sana y bien intencionada, no solamente es para ti, como Presidente y líder de tu Gobierno, también es para los consejeros que ganan cómodamente un sueldo…, que no fueron elegidos directamente, como personas individuales y adoptan poses que no les corresponde,  luciéndose solo en los actos oficiales, sin embargo, de su trabajo, no se ve ni escucha nada…, con contadas  y rarísimas excepciones. Muchos de ellos, no “aconsejan”  y más bien lo que buscan, es serrucharte el piso y tener un trampolín para convertirse en los próximos candidatos. Si no te sirven,… denúncialos,…  que el pueblo se entere de lo que hacen y no solo seas tú, el cabeza de turco, por la producción que debe ser tarea de todos los hombres de buena voluntad al servicio de la tierra y no de aquellos sinvergüenzas que se sirven de la tierra.
Señor don José Arista Arbildo, Presidente de la Región Amazonas, tengo la posibilidad de guardar silencio y mostrarme indiferente ante el quehacer de mi tierra y he tomado el camino más difícil de hacer escuchar mi voz, pensando que Amazonas es el compromiso de todos los amazonenses, residentes y ausentes, por lo que  me apresuro en presentarle mis disculpas por el tono irrespetuoso que utilizo, pero, usted sabrá comprender que ahora, es un político al servicio de un pueblo, que por tradición, es pacífico,  es tolerante, pero no tonto. Que usted representa una esperanza para nuestro pueblo y tiene la oportunidad de pasar a la Historia engrosando la lista de los hombres preclaros de nuestra tierra, pero, el tiempo inclemente avanza inexorablemente y las obras tienen que verse en los folios de la posteridad, por eso, humildemente, yo lo emplazo y os demando, ante su conciencia y ante el juicio insobornable de D+os  que en el tiempo que le queda de gobierno, rompa usted esquemas, trabaje con el pundonor de un gran paisano, demuestre a los que lo elegimos como el mejor…. que, no nos equivocamos, porque  está en vuestras manos y en vuestra actitud, sacarnos del oprobio de seguir siendo considerados como uno más de los pueblos olvidados y que no le haga mella las críticas, que estas, lo sirvan para que se tiemple y purifique y nos regale una tierra más próspera, pero, sin olvidar que lo peor que le puede pasar a un político es que  se le pierda el respeto por su falta de acción y de credibilidad.
Jorge REINA Noriega
“AYÚDAME A AYUDAR”

Pastillita para el Alma 11 – 01 -12

Carlitos Torres Mas, un gran Director del Instituto de Cultura de nuestra tierra, partió al Oriente Eterno en los primeros días de este Año, cuando la felicidad le sonreía, porque a sus 63 años, su hija María Antonieta, le dió la alegría de su primera nieta. Inició su viaje al más allá, en la ciudad de Chachapoyas, dejando en el desconsuelo a su querida esposa y a sus familiares más cercanos, así como a sus Hermanos de Luz de Amazonas, quienes se llenaron de congoja al perder a uno de sus muchos mejores Venerables Maestros y quien materialmente ha ido a ocupar su sitio en el Panteón de los que no se olvidan, junto a uno de los tres hermanos fundadores, German Merino Rubio, que nos seguirá esperando, a Jorge Reina y a Juan Herrera, no se por cuánto tiempo más.
Chiquito en estatura, pero grande en sus acciones. Nuestro Departamento de Amazonas, gracias al esfuerzo que puso en el desempeño de sus funciones, dio un salto trascendental mostrando al Perú entero y aún al Mundo, sus valiosas riquezas de su maravilloso patrimonio arqueológico… Sin egoísmos y sin inflarse en el cargo, consciente de que los hombres pasan, pero, sus acciones quedan, gracias a las huellas que dejan y mucho más, cuando eso es agradecer a la tierra que lo vio nacer, demostró que nuestra raza  a través del tiempo, ha sido, es y será un orgullo para los que nos sobrevivan.
No puedo hablar mucho de tu persona, pues somos de diferentes generaciones y la vida no me permitió conocer a plenitud, en vivo y en directo, tu quehacer profesional, por eso me adelanto en presentar mis disculpas por las omisiones que haga y los errores, que cometa, siendo esa la razón que  no describa tu obra fecunda en el campo profesional, que se refleja en el largo tiempo en que permaneciste como Director del Instituto Nacional de Cultura, porque una verdad dicha a medias es mucho mejor que una gran mentira con palabras locuaces y rimbombantes.
Te describo con mucho coraje, como el hermano “chiquito” de un corazón grande que se robó el amor de una damita chachapoyana, compañera de estudios, casi una hermana de nuestra Dorisita REINA Noriega, que en el poco tiempo en que vivió ella, cultivaron una amistad sin mentiras, ni deslealtades, intercambiando sentimientos en las buenas como en las malas.
La última vez, que nos vimos, mi querido Carlitos, fue en el velatorio del Hospital Rebagliatti, en medio de los olores que despedían el incienso, las coronas de rosas, de claveles y azucenas, viendo el dolor que se pinta en la cara de los dolientes, que estoy seguro los habrás visto apesadumbrado de tu esfera astral,… por lo que nos retiramos a un lado, para conversar de todo, de nuestras dolencias, de nuestro sin fin de experiencias, pero, sobre todo de ese afán de vivir, que hace vibrar los corazones con los mejores recuerdos de vivencias llenas de ternuras y afectos. Hablamos del dolor que sentimos los padres, cuando los hijos se ausentan, cuando se enferman,… de las alegrías de sus triunfos y de la continuación de nuestra existencia, en la dulce espera de la llegada de los nietos.
Carlitos Torres Mas, se que te has ido satisfecho, porque en tu corta y fructífera vida lograste hacer lo que quisiste. Amaste y fuiste amado. Respetaste y te respetaron. Recorriste todos los confines de nuestra vasta Región Amazonas, observaste la riqueza de nuestras ruinas, cruzaste ríos y torrenteras, valles y quebradas y alzando los dedos tocaste las cumbres de nuestras punas, donde los hombres del ayer, escondieron nuestros tesoros, con el respeto de sus muertos, esperando que llegue un hombre generoso, de corazón puro, sin ambiciones ni egoísmos, que con la dulzura en los labios y la ternura de sus palabras, muestre sin orgullos ni petulancias, la maravilla que construyeron nuestros ancestros, de los que, según comentan, algunos usurparon y también se beneficiaron. Tengo entendido que todos estos estudios han quedado plasmados en libros, que lamentablemente nunca me llegaron y los hubiese querido con una dedicatoria tuya, que lo guardaría como un tesoro invalorable.
Venerable hermano, tú que supiste beber de la dulzura de la miel y probaste el cáliz de la amargura, que te nutriste en la sabiduría del Volumen de la Ley Sagrada, ahora te toca ocupar tu sitio en el Oriente Eterno y te ruego en forma encarecida, que por la dimensión de tus virtudes,  en tu pase terrenal, prepares el camino real, por donde todos nos iremos.

“RESPETABLE CARLITOS TORRES MÁS, DESCANSA EN PAZ”

Jorge REINA Noriega
“AYÚDAME A AYUDAR”

Pastillita para el Alma 09-01-12

Llegó a este mundo en la apacible ciudad de Chachapoyas, allá por los años de 1921, para alegrar a los esposos don Francisco Rojas Ruiz y doña Zoilita Ponce de León Rodríguez y partió a los 90 años en su viaje sin retorno en la ciudad de Lima, dejando en la tristeza más grande a su querida esposa Ida Mazzetti, a sus amados hijos, a sus hermanas y amigos en general y en el recuerdo imborrable a cientos de sus alumnos esparcidos a lo largo y ancho de nuestra Patria.
Sus estudios en El Centro Escolar de Varones 131 y en el Colegio San Juan de la Libertad de su Chachapoyas y luego sus estudios superiores en el Instituto Superior de Educación, lo que vendría a ser La Cantuta de nuestros tiempos.
Sus primeros trabajos como pedagogo, lo realiza en un colegio de Chincha y luego el amor a su tierra, puede más que cualquier comodidad de la Costa y se va a trabajar en la provincia de Rodríguez de Mendoza, en el departamento de Amazonas, cuando para llegar a Guayabamba, como antes se lo conocía, se tenía que viajar a lomo de mulo y sortear pantanos llenos de barro y lodo…,  en casi tres a cuatro días, teniendo que dormir en las pascanas del camino, comer su fiambre de cecina y murones…, pero, posiblemente, esa fue la fragua donde templó su carácter para después volver a Chachapoyas, más cuajado para ser profesor de Literatura y Geografía Política, en su glorioso colegio San Juan y en el Colegio Industrial Nº 22.
Siempre será recordado por su paso firme y su figura señera, luciendo un terno con corbata y camisa almidonada y honrando  su profesión de maestro, entraba erguido y seguro de sí mismo, a las aulas de paredes de adobe pintadas con tierra blanca, que ayer lo cobijaron como alumno y ahora eran el escenario de sus clases magistrales, dando lecciones, que además de enseñar las asignaturas que ordenaban los Programas académicos, se encargaba de mostrar su calidez humana, que ha sido la semilla fecunda que ahora perdura en el corazón de sus colegiales. Entendió que la educación no solo era tarea del profesor y los alumnos sino una tarea compartida con los padres y tutores…, por eso es que muchas veces, citaba a los progenitores al colegio donde enseñaba y no con la intención de maltratar ni humillar a sus prosélitos, sino de inculcarles la responsabilidad y una manera correcta frente a la vida …, como es, en el caso en el que encontrando que uno de sus alumnos entraba al coliseo de gallos, lo encomendó como tarea, una composición del Caballero Carmelo de Abraham Baldelomar y el gallo giro llamado el Caterpillar, del señor Pizarro. Todas las oportunidades eran aprovechadas por el profesor provinciano y circunspecto, con alma de maestro en su grado excelso.
En los primeros años del 60, nuestra tierra se priva de la presencia del hombre probo y de buen corazón, de habla bondadosa, que mostraba su paciencia para encontrar en la simplicidad de sus palabras que sus lecciones sean para aprobar los exámenes de la vida y no para pasar de año. Llega a Lima buscando la superación de sus hijos y el fortalecimiento de la unión de su familia, que  ha sido siempre la razón de su existencia. Enseña en el Colegio Nuestra Señora de Guadalupe y pasea el arte de su magisterio  por otros colegios emblemáticos de la Capital, mostrando una vida plena de virtudes y sentimientos, enriquecida en los cientos de libros que leía, buscando a D+os, como su verdadero Redentor y, haciendo que su doctrina, se convierta en plegaria, para cambiar valores en una juventud rebelde y tal vez incomprendida. Escribe Estampas Chachapoyanas y Modismos Amazonenses.
En sus últimos días, rodeado del cariño de sus seres queridos, demostró con estoicismo que no sabía doblegarse al dolor de su enfermedad y partió a la Eternidad con la serenidad del deber cumplido, será quizás por el peso de sus años o por lo incurable de su enfermedad, pero nos queda el consuelo de un padre maravilloso, un esposo  ejemplar, un hermano admirable y de un maestro a carta cabal.
MIGUEL ROJAS PONCE DE LEON, DESCANZA EN PAZ
Jorge REINA NORIEGA
“AYÚDAME A AYUDAR”

Pastillita para el Alma 20-01-12

En las épocas de ñaupa tiempo,  llegar a nuestro Chachapoyas, era encontrarse con los amigos de toda la vida. Personajes que de una  u otra forma marcaron una etapa con la demostración de su afecto, de su ternura, de ese don de gentes metidos en su sangre y que estaba a flor de piel. Eran los cicerones que en el calor de un abrazo y en un apretón de manos te hacían sentir que “no te habías ido nunca” y el perfume de tus calles, el aroma de las flores y la sonrisa dibujada en sus rostros te hacían sentir que los meses y los años habían pasado, pero no mancillaron el árbol bendito de la amistad, que nos vuelve a cobijar bajo su sombra.
Cómo no recordar a nuestro gran amigo Germán Merino Rubio, el Fashín, amplio y bondadoso en sus gestos,… de nuestro maestro y hermano Máximo Rodríguez, elegante y sobrio en sus actitudes,… al curita Pedro Pablo Reátegui, con su peculiar “hijo de la burra macra”,… de la decencia y cortesía de Humberto Más, el Baracho,… de don Víctor Santillán, el popular Manco, que a boca de jarro te preguntaba “cómo está tu runto”,… a mi compadrito del alma Ariel Herrera Tuesta, el Chinche, que torciendo su cara y su geta, era un shunto de bondad y de cariño,…  de Pedro Villacorta, el muncha, que te obligaba a bañarte con jabón Pepita, porque el jaboncillo Olivol y Rosas y limón eran de puites,…  de nuestro doctorcito  Israel Angulo, el Shanga, con su clásico “Mi Perú y su San Fernando”,…  de Arturo Díaz, el Chachita, con la risa en sus labios,… el maestro Rigoberto Guevara, serio, pero de corazón de oro, al igual que su hermano Lucho,… de Carlitos Zubiate Bardales, el Flaco,… de Gustavo Santillán, el Taranguicho, llorando con su “Osito de Felpa y tocando su acordeón “paque bailen los muchachos”,… de mi compadre Conrado Tuesta, el León de Belén, llorando con su Flor de azalea,… y así como ellos, una lista grande que habría que tocar y no habría espacio ni tiempo para ocuparnos de todos, por eso, esta Pastillita, que no desea olvidos, ni equivocaciones, se queda inconclusa y a los que les nombro, son como un botón de muestra de ese Chachapoyas añejo, que nunca olvidaremos.  Ellos, sin que nos demos cuenta,  agarraron sus alforjas, sus quipes y sus talegas y alzaron vuelo y nos dejaron el recuerdo de  las muestras  de su bondad  y sus virtudes.
Definitivamente, ayer,… era otro tiempo, pero, como un suspiro, envuelto en la pureza de una lágrima, ahora en este siglo XXI, en que abunda la ingratitud y donde hasta la amistad cuesta, ha quedado un vestigio que nos recuerda las muestras  de afecto y de cariño de nuestro pasado glorioso de sentimientos de ternura y de melancolía pura. Ese lugar, como una plegaria a la amistad, está ubicado en la esquina de la calle del Tajamar y el jirón Ayacucho, propiedad de nuestro difunto amigo LUIS TORREJÓN JIMÉNEZ , que se conoce como La Pared Caída, como una remembranza de una cantina donde se vendía chicha de jora, compuestos de trago, tamales y cecina, que en los tiempos viejos se ubicaba en la acera del frente,… una puerta más abajo de la casa de mi comadrita, doña Elvira Durango y dos puertas más arriba, de su casa de don Victiliano Zelada, en el jirón Ayacucho.
Mi buen amigo y hermano Luis Arista Montoya con la delicadeza de su pluma y la erudición de sus datos bien documentados, ha hecho una semblanza invalorable de nuestro querido Charol,… Yo pretendo,… en la modestia de mis escritos, contar algunos detalles que sirvan como un homenaje póstumo al amigo, que sin compromisos ni intereses subalternos, me prodigó su afecto desde nuestra infancia y ahora, recién no más, en la última vez que estuve en la Fidelísima, en julio del año pasado, donde le vi, sano y robusto.
Recuerdo por allá por los años de la mitad de la década del  40, cuando los Carnavales duraban tres días, estábamos llenando nuestras calabacinas y también nuestras pocochas de cera, (que era todo un arte el hacerlas) en el chorro de la esquina del Tajamar, cerca a la casa de las Varguitas, cuando vimos que se aproximaba con dirección a la Plaza de Armas, la señorita Esperanza  Rodríguez, posiblemente con sus 18 o 20 años a cuestas, en la flor de su juventud, luciendo su gracia y su hermosura y con la seguridad que ningún mocoso malcriado, se iba a exponer a mojarla. Pasó,… sin siquiera mirarnos y el ruido de los tacos de sus zapatos brillosos en las piedras calizas de la vereda, era para nosotros,  como un desafío o un llamado a la guerra, y cuando ya llegaba a la puerta de don Benigno Urteaga, vimos que una calabacina, rauda surcaba el aire y caía con certera perfección en la espalda cubierta de seda estampada  de nuestra preciosa desafiante. Ella volteó y vino a vernos, no recuerdo, si lloraba de cólera o por el dolor del impacto, pero todos empezamos a mirarnos, sin decir palabra y cuando después de escuchar todo lo que nos dijo y… cuando ya estaba a  prudente distancia,… vinieron los abrazos de felicitación a nuestro Charol por su gran puntería, inclusive don Benigno, quería darle una “mucha” por su hazaña.
Los hombres como tú, Luchito mi entrañable Charol, los que hemos conocido realmente de tu sencillez, tu modestia, tu bondad, tu humildad, a los que nos mostraste, más tus virtudes que tus defectos, solo nos queda a lo lejos, decir una oración y tener la esperanza de volver a llegar a nuestra tierra, para en el silencio de los adobes de la Pared Caída, escuchar el tono de tu voz, como una verdadera plegaria a la amistad y sentir como un susurro: “Doctito, hermanito del alma, querido Papita,… para ti he puesto la música de tu compadre Chinche, para que no nos olvides y siempre vuelvas”.
Charolito, a ti, así como a todos mis amistades y parientes, les pido disculpas,… tal vez por mis errores, o porque amé demasiado o porque  quizás,  nunca me mostré a cabalidad, para que crean que algún día podría olvidarme de los amigos de verdad,… les ruego,… jamás crean eso,… porque sinceramente a todos les digo, a los presentes y a los ausentes, que los tengo tatuados con tinta indeleble, en mi mente y en mi corazón y que el tiempo que me queda y la distancia que nos separa, será siempre insuficiente para agradecer a D+os, por la felicidad de haberlos puesto en mi camino.
Mi deseo, Luis Torrejón Jiménez, Charol, que tu esposa Asunción Villegas y todos tus familiares, escuchen tu voz y sientan tu amor amplificada por el silencio que los prodigará tu tumba, allá en el Camposanto, de nuestra tierra, al final del jirón de la Unión.
                        “CHAROL, DESCANSA EN PAZ Y DE D+OS GOZA”
Jorge REINA Noriega
“AYÚDAME A AYUDAR”reynor@terra.com.pe

Pastillita para el Alma 26-02-12

Han pasado tantos años, pero recuerdo a mi viejo don José David Reina Rojas, montado en su mula negra briosa, enjaezada con rienda y bozal con adornos de plata, su montura con pellonera y estribos de madera, con sombrero de paja y poncho enjebado, camino a Soloco donde ejercía como maestro mi tío Antonio Noriega.
Mi padre, un hombre inteligente, audaz, con decisiones rápidas y siempre seguro de conseguir lo que se proponía… y yo, el eterno acompañante de sus años mozos,… un mozalbete de apenas 8 o 9 abriles, montado en mi potro alazán de frente blanca, contagiado con la valentía de mi progenitor, seguro que no habían obstáculos que nos detengan. La bajada del Atajo hasta la quebrada y luego volver a subir y bajar hasta Rondón, donde era obligatorio probar nuestra puntería en una piedra horadada clavada en la peña, para ver cómo nos iba en el viaje.
Lejos suenan como sueño,  Chaupiaco y Rumishitana y otros pueblitos y caseríos que se pierden en la nebulosa de mis recuerdos. El Soloco de ese entonces, era un pueblito atravesado por una quebrada que lo dividía en dos y en una de sus orillas, la casa del maestro,… una chocita con techo de paja, con un cuarto grande que servía de sala y dormitorio, con un cuadro del Corazón de Jesús, un almanaque y un espejito colgado en la pared, a un costado la cocina de quincha con su tushpa en piedras calizas con café humeante, mote pelado y una olla con agua hirviendo esperando convertirse en caldo de gallina carioca con sus fideos y sus yucas.
El desfile con el ir y venir de los cuyes  con sus chillidos característicos, comiendo cáscaras de papas y nudillo. Afuera en el corredor,  un tablón de madera con alfombritas  tejidas con hilos de lanas de diferentes colores y un poncho marrón a rayas, un paño de manos, azul con rayas blancas, servía para que en una amena charla mi viejo con don Antonio y algunos amigos, tomaran en patecitos su guayacho que perlaba cuando lo sacudían, comprobando que era del bueno. Ya entrada la noche, alumbrada con candiles, nos retiramos a dormir arrullados con un aguacero con rayos y relámpagos y seguros que nuestros animales de transporte estaban bien amarrados y con abundante pasto.
Las cinco de la mañana, con lluvia menudita que es la que más moja, ensilladas nuestras acémilas y el desayuno, con un buen caldo, con su café y cachangas preparadas por la Carmelita. La despedida con el “anda vete y para que regreses  pronto” y luego avanzar con dirección a Daguas, creo, por la cuesta de San Cayetano, en medio del fango y del barro y la voz de aliento de mi viejo, que a cada rato repetía que para los Reinas no hay nada que nos venza, sin embargo, a veces lo que subíamos, volvíamos a bajarlo, cuando se resbalaban nuestras bestias. Sin embargo, no hay destino que no se cumpla y venciendo dificultades llegábamos a Daguas a la casa de don Manuel Montoya,… un hombrecito maduro, con su vestido negro, sombrerito Pradillo de paja, camisa de tocuyo a rayas y un bigotito a lo Hitler, viejo amigo y cliente de mi padre, que nos recibió con mucho afecto y con el que negoció, a mucho ruego y sin mirar mi tristeza, el potro alazán de frente blanca en el que había venido, con la condición de recogerlo en Chachapoyas…
A Daguas, regresé cuando ya era capitán médico, con mis amigos “Los Pachacos”, invitados por el alcalde del Distrito,… ya no a caballo, sino en carro, por la carretera a Mendoza,  hasta  Pipus, donde nos recibieron con banda de músicos, cohetes y arcos de flores,  para asistir a la Misa de la Festividad Central de Daguas.
Los Pachacos, era una hermandad de amistad y de servicio, compuesta por grandes amigos, que no les nombro, por no herir susceptibilidades, si se me olvida algún nombre, pero nuestra finalidad, entre otras cosas, era dar consulta médica y odontológica, proporcionar medicinas, a la gente más necesitada y en las épocas en que escaseaba el azúcar y el arroz, nos ingeniábamos para obtener dichos productos de la Costa, que bajo la administración del Chalaco, se distribuya para nuestra gente,  a precios muy cómodos, evitando la usura y el abuso. Una actividad también  digna de mencionarse, fue cuando nosotros, Los Pachacos actuamos como apaga fuegos, en el incendio del taller de la Mushita  Cachay en la calle del Comercio, antes de que ni se pensara que iba a haber Bomberos en nuestra Fidelísima.
Pero,  para no perder la ilación, motivo  de mi relato a Daguas y remarcar el acontecimiento considerado como un Milagro, deseo referirme al encuentro de dos personajes,… enemigos acérrimos de mucho tiempo,… un señor Rojas de Pipus y un señor Montoya de Daguas, que no era precisamente don Manuel  y que por razones, que desconozco, tenían un encono, un odio inexplicable, con agresiones verbales, físicas y juicios de por medio. En el Puente de Pipus intentamos reconciliarles, pero, fue rotunda la negativa, ninguno cedía y había la amenaza que si el señor Rojas de Pipus llegaba a la Fiesta de Daguas, iba a ser desairado y expulsado del Pueblo.
El día central de la Festividad, el curita Reátegui oficiaba la Misa en la Iglesia y en el momento del sermón, desafiante apareció en la puerta del Templo la figura del señor Rojas con un séquito de acompañantes, momento oportuno en que el padre Reátegui con toda la inteligencia, lucidez y elocuencia, basándose en la Carta  1 a los Corintios, habló sobre la Supremacía del Amor del capítulo 13, remarcando que “El Amor como la amistad, es saber soportar, ser bondadoso, es no tener envidia, ni ser presumido, menos orgulloso, no enojarse, ni menos guardar rencor. Es perdonar todo, soportar todo, sufrirlo todo y no ser egoísta, evitando el sufrimiento de otros”.
Pienso que el curita Reátegui no hablaba,… hablaba D+os a través de sus labios. Los enemigos se miraron, quizás, se midieron… y en la inmensidad del tiempo que dura un segundo, el silencio fue roto y en sus rostros apareció el rictus de una sonrisa, se estrecharon las manos y el celebrante de espaldas a los asistentes, continuó con su ministerio. Hubo muchas lágrimas en los ojos de los creyentes, pero alegría inmensa en el corazón de los mismos.
Luego siguió la procesión por la placita del pueblo, el curita con su casulla blanca adelante, dando la bendición,  el olor del incienso, de las azucenas, los claveles, los cohetes, la banda de músicos y cientos de pétalos que caían sobre la imagen,… después, el almuerzo y el baile general a los acordes del acordeón de mi compadre Ariel Herrera, el Chinche. Los valses, las polcas y los pasodobles y la elegancia de Napoleón Torrejón, el Muerto; Carlos Salazar, el Relojero; Pablo y Manuel Mori; Carlitos Vigil, el Dulce; mi compadre Jorge Zubiate, la Rata; Napoleón Meléndez, el Cabeza y Clavo: Lorenzo Jiménez, el Palito; Ricardo Lira; Villacorta, un policía de la Republicana; Germán Trigozo, el Chalaco y otros que no están en mi mente, pero si en mi corazón y a los que les pido me disculpen por mis olvidos, pero que tienen mi gratitud por su amistad inolvidable.
La Hermandad de “Los Pachacos”, después de un tiempo prudencial, trajimos de la ciudad de Lima, la imagen del Señor de Los Milagros, con un marco de plata y que al parecer desde el año 70 es el Santo Patrón del Pueblo y ahora es un acontecimiento que se ha extendido rebasando sus fronteras y que con la generosidad de una señora, encargada de su cuidado, lo mantiene como en nuestros primeros tiempos.
Esta Pastillita, relata en forma muy suscinta el Milagro de Daguas y la obra de Los Pachacos, que duraron muy poco tiempo, pero, que sus actos perduran  a través de los años, porque sirvieron de ejemplo para demostrar que cuando la soberbia y la vanidad se echan por tierra, se acrecienta nuestra Fe, se hacen más puras nuestras creencias y entendemos en la grandeza de la Amistad,… en el abrazo sincero del amigo o también, de aquel que te olvidó y ya no es el hermano en quien confiaste y comprendes, por qué el sabor del pan se vuelve amargo, el aroma del café huele a ingratitud y entiendes que las sales de tus lágrimas solitarias, te han robado la alegría de vivir… pero, sueñas, en tus noches de insomnio, en la alegría de haber dado todo, sin recibir nada a cambio, y tienes la felicidad de haber sembrado algo que todavía existe, con la esperanza de que el tiempo no te gane y vuelvas a llegar como un desconocido caminante a contemplar la imagen del Patrón de Daguas, que representa a  D+os, porque sabes que El, está en todas partes.
Jorge REINA Noriega“AYÚDAME A AYUDAR”reynor@terra.com.pe

Pastillita para el Alma 04 – 03 – 12

Cuando leí “El Caso Banchero” de Guillermo Thorndike, una novela muy ágil y bien documentada, empecé a construir castillos en el aire, mitad sueños, mitad fantasías, cosas al parecer irrealizables, pero, también entendí,  que para la creatividad humana, casi no hay nada imposible.
Dentro de las cosas que cuenta el autor sobre la vida de Luis Banchero Rossi, relata como un joven, de buena familia, criado a la usanza antigua, al negarse a administrar la hacienda de su padre en Tacna es enviado a Trujillo, para evitar que su hijo se contamine con la criollada de los limeños y haga sus estudios universitarios en una ciudad más conservadora y tranquila. En la ciudad de la eterna Primavera ingresa a la Facultad de Química y desde el inicio empieza fabricando jabones en forma artesanal, luego se dedica a vender aceite para carros y así llega a la Hacienda Casa Grande  de los Gildemeister, donde descubre que la melaza, con la que se hace la chancaca en nuestra tierra, o una parte de ella, producto de la fabricación del azúcar eran almacenados en bidones y no lo daban ninguna utilidad. Se acerca a los capataces con la finalidad de ofrecerles comprar y grande es su sorpresa cuando le dicen, que los bidones de restos de melaza, los estorbaban y que agradecían, que se los lleve.
Aquí, tal vez, empieza su época de prosperidad de Luis Banchero Rossi, porque la melaza mezclada con el bagazo de la caña de azúcar sirve para alimentar al ganado vacuno, los cuales ganan peso y se eleva su producción de leche.
Pero, a donde voy, o que quiero decir o he perdido la razón o pienso que deliro, pero,  imitando a Hernán Vidaurre de Los Chistosos, debo decirles, casi con el mismo tono de voz: “No,… no,  eso no es así”, lo que pasa es que estoy conversando muy a menudo con un amazonense, residente en USA, nuestro paisano Dennis López y sus comentarios, me ha motivado a escribir estas cuántas líneas para referirme, a vuelo de pájaro, lo que significa una más de nuestras ingentes riquezas de nuestra Región Amazonas, que es el asfalto, algo parecido, guardando las distancias, a los restos de melaza de Banchero Rossi.
La provincia de Bagua del Departamento de Amazonas, de mis tiempos, era una de las más extensas y en la época en que no había carretera, estaba aislada de Chachapoyas, capital del Departamento de Amazonas y a donde iban a parar los funcionarios públicos o los policías, como lugar de castigo y de dónde, que yo recuerde, vino César Villanueva Torrejón, entre muy pocos otros, al Colegio San Juan de la Libertad, que era el único colegio de secundaria del Departamento  y que además de su empeño para sobre salir se destacaba porque era excelente nadador, que había desafiado al Marañón y nuestro Río Utcubamba, era un niño de pechos.
Bagua da origen a tres provincias,… no recuerdo en que tiempo ni con qué Ley y así, ahora tenemos Utcubamba, Bagua y Condorcanqui. Las tres provincias enclavadas en el corazón de nuestra Selva Amazónica, cada una con su belleza y atractivos naturales y con el valor y la bravura de sus habitantes, que defienden y protegen su tierra, sino para muestra un botón, como  la guerra del Cenepa y El Baguazo.
El oleoducto Nor peruano atraviesa el territorio de nuestras provincias selváticas, trayendo en sus entrañas el oro negro desde la Estación 1 y la estación de Andoas hasta Bayóvar, compitiendo con la majestuosidad del Río Marañón que lleva, en sentido contrario, vida y energía hidroeléctrica, todavía por explotar, en sus Pongos del Rentema y el Manseriche.
En el corazón de la provincia de Utcubamba y al cantito del Marañón se halla la Refinería de El Milagro donde se procesa el petróleo y sus derivados y donde queda como residuos el Asfalto que se usa en la pavimentación de carreteras, calles y autopistas y que posiblemente se produce en ingentes cantidades en nuestra tierra y nosotros, o al menos quien escribe esta nota, no sabemos cuál es su destino.
En mis charlas con el ingeniero Gastón Acurio, ex ministro de Fomento y con nuestro paisano López, ex candidato a la presidencia de la Región Amazonas, me cuentan que el Asfalto, es un material viscoso, pegajoso, de color negro, usado como  “aglomerante” en mezclas con arena gruesa y cascajo, para construir el asfaltado de carreteras, que se obtiene en las Refinerías Petroleras, como un sub producto sólido y que se produce como residuos de destilación al vacío del crudo pesado y que sus propiedades físicas y químicas está dado  por la presencia del Bitumen que le da esa característica de elasticidad e impermeabilidad con lo que las pistas duran mucho tiempo y no es afectado ni por el calor ni por la lluvia, ni el tráfico pesado de los vehículos.
Posiblemente la Estación de El Milagro, es una más de las Refinerías que produce Asfalto y que seguramente se utiliza en forma racional e inteligente por los técnicos y servidores calificados de la Administración Pública, mejorando nuestras vías de comunicación de todo el territorio Patrio, sin embargo, también tengo conocimiento que si los funcionarios de nuestra Región se interesarían en sacar el máximo provecho de lo que se produce en nuestra tierra, harían un estudio de factibilidad para el uso de este producto que constituye una de nuestras riquezas escondidas de la Región, y conseguiríamos con el asfalto, respetando las distancias, lo que Banchero Rossi hizo con los derivados de la melaza, ya que según me informan una Fábrica de procesar el asfalto, juntamente con su mezcladora y chancadora, de mediana producción, es decir de 80 a 90 toneladas diarias  cuesta  aproximadamente  600 mil dólares americanos y que el costo que se paga, a un contratista, por un kilómetro de una carretera asfaltada, cuesta mas o menos de 60 a 70 mil dólares e inclusive con una ventaja de que la Fabrica puede ser móvil y se trasladaría a todos los pueblitos y caseríos de nuestra Región para el asfaltado de sus carreteras y de sus calles y cuando se haya completado de asfaltar nuestro departamento estaríamos en condición de dar servicio y vender a otras Regiones… ¿Será esto una utopía?.
Verdaderamente que estas aseveraciones, si mi informante está en lo cierto, daría un gran progreso a nuestra tierra y lo que para mi parece un sueño de opio, una ilusión perdida, o una esperanza que nace con precisiones no tan exactas,  serviría para ver de buena gana y con mucho agrado que el paisaje de parte de nuestra selva, que ha cambiado con sus torres, sus carreteras en cementadas, sus chimeneas que botan humo negro, sus pozos de almacenaje y la cantidad de profesionales y obreros de otras tierras, con sus cascos de protección y sus uniformes de colores con cintillos y tarjetas de identificación colgadas de sus cuellos y lógicamente, con hombres de seguridad, también foráneos, que, a nosotros, los dueños, nos prohíben que nos acerquemos a “sus territorios ocupados y cercados”.
La verdad, que en aras del modernismo,… la paz y la tranquilidad de nuestra selva se ha perturbado. El bosque con sus aguajales, sus cochas, sus ríos y sus quebradas. La sinfonía inimitable del canto de las aves y los pájaros, en el verdor de los árboles amarrados con bejucos y lianas y donde saltan y gritan los monos y a cuya sombra se cobijan las guanganas, los venados, los otorongos y al crujir de la hojarasca se deslizan las víboras y las serpientes y miles de hormigas, mosquitos y zancudos son los habitantes permanentes de este pedacito de nuestra tierra, que ayer fue invadida por los caucheros que buscaban la shiringa y ahora, por comerciantes inescrupulosos, que se llevan la madera, arrasando nuestros bosques.
Si lo que esconde nuestra Selva, no nos trae progreso para nuestros pueblos. Si las carreteras y los camiones, solo sirven para que se enriquezcan los que nos explotan y si nuestros niños y nuestras mujeres, nuestros ancianos y nuestros enfermos se mueren, porque el Estado no nos ayuda… o la educación, llega en pequeñísimas gotas y con maestros, muchas veces mal preparados, que hablan lenguas diferentes, entonces,… déjenos en la espesura inexpugnable de nuestros montes, a la sombra de nuestros guabos, de nuestras palmeras, nuestros zapotes, nuestros plátanos, gozando de nuestras lluvias torrenciales que sacuden con fuerza los árboles y tumban las frutas maduras. Si son tan indolentes, váyanse con sus camionetas 4 x 4, por el Puente de Corral Quemado con sus teléfonos satelitales, su aire acondicionado, sus cocinas eléctricas y sus máquinas fotográficas  digitales. Déjennos ahí, donde hemos vivido por siglos, al lado de nuestros brujos y curacas, desplazándonos en nuestras balsas, con nuestros machetes y cerbatanas, bañándonos en nuestros ríos, conviviendo con los súngaros, los paiches, los boquichicos e inclusive con las pirañas, porque para nosotros Diosito nos ha bendecido para vivir siempre alertas y sobrevivir conjuntamente con el peligro y donde hasta el Tunchi nos respeta o nos cuida.
Jorge REINA Noriega
“AYÚDAME A AYUDAR”reynor@terra.com.pe